viernes, 11 de marzo de 2011

EL VIA-CRUCIS DEL PATRIMONIO (con sus estaciones comentadas e ilustradas)


"En España, todas las primaveras viene la muerte y levanta las cortinas"
Federico García Lorca.


Nos adentramos en la Cuaresma, época en la que el mundo cristiano se prepara para recordar la muerte y resurrección de Cristo. Es un tiempo en el que los creyentes se arrepienten de sus pecados, un tiempo para cambiar algo de ellos para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

Dentro de este tiempo litúrgico, se realizan los Vía Crucis. Un ejercicio de devoción centrado en los Misterios Dolorosos de Cristo, que se meditan y se contemplan caminando y deteniéndose en las estaciones que, del Pretorio al Calvario, representan los episodios más notables de la Pasión.

En el Jerez Barroco, el Via Crucis tuvo una especial significación entre los jerezanos. Cada Viernes de Cuaresma eran una multitud los que recorrían sus estaciones marcadas con cruces en un itinerario que comenzaba en el convento de Santo Domingo y que acababa, como no podía ser de otro modo, en la capilla del Calvario.

Este ambiente melancólico de la Cuaresma también puede venirnos bien para meditar la Pasión y Muerte del Patrimonio jerezano. Así os ofrecemos recorrer, con la ironía que buscamos siempre dar a nuestro discurso (que es triste en el fondo), las estaciones que han llevado al Patrimonio Histórico-Artístico jerezano a ser condenado a la destrucción. Con ello queremos hacer un ejercicio de meditación en los pecados propios y ajenos que lo condenaron a su martirio y muerte.





Primera Estación.
EL PATRIMONIO ES CONDENADO A MUERTE.



“¡Reo es de muerte!”, dijeron al Patrimonio los miembros de la Muy Villana Comunidad del Ladrillo. Pero como no podían ejecutar a nadie sin licencia, lo llevaron a la casa del Señor de los Arquillos, corregidor de la del Mal Gobierno. Ante la presión amenazante del pueblo inculto, indiferente e instigado por el brillo metálico que les ofrecia la Comunidad - «¡enladríllalo, enladríllalo!», «Si sueltas a ése, no eres amigo del turronero y su 1880 (millones de euros que te mete en el bolsillo)», gritaban los insensatos-, el señor de los Arquillos pronunció la sentencia que le reclamaban y les entregó al Patrimonio, después de azotarlo, para que fuera destruido.




El Patrimonio es condenado por la agrupación de villanos en la Casa del Mal Gobierno...










...mientras la madre dormía en su desidia.






Segunda Estación.
EL PATRIMONIO CARGA CON SU SENTENCIA



Condenado a muerte, el patrimonio quedó en manos de los sátrapas de las recalificaciones de suelo y de los Académicos en desvirgar el Arte vitrubiano que lo llevaron consigo. Reunida la Tropa de la Piqueta, le hicieron mofa. Quemando ante Él las leyes de su defensa y refregándole el PGOU, lo llevaron al patíbulo.




Los especuladores del Patrimonio haciendo las cuentas...








Tercera estación.
EL PATRIMONIO CAE POR PRIMERA VEZ



El patrimonio sufre y cae al recordar y ver sus primeras aflicciones: las destrucciones decimonónicas o las iniciativas sin sentido que bajo el régimen del caudillo asolaron parte del Alcázar o levantaron un templo babilónico al dios de la Medicina en pleno caserio barroco; comenzaba la destrucción del centro histórico.





El bueno de Angulo Iñiguez hizo lo que pudo para impedirlo...






Cuarta Estación
EL PATRIMONIO SE ENCUENTRA CON SU MADRE.



En su camino hacia el patíbulo, el patrimonio va envuelto por una multitud de gentes de malos y buenos sentimientos... También se encuentra allí a la parte del pueblo, que concienciado de su sufrimiento, no aparta la vista de sus aflicciones. Pero llega un momento en que sus tristes y afligidas miradas se encuentran, como la Madre que ve al Hijo destrozado. En cada uno de ellos el dolor se hace mayor al contemplar el dolor del otro, a la vez que ambos se sienten consolados y confortados por el amor y la compasión que se transmiten.




No todo el pueblo está ajeno a la destrucción.






Quinta estación.
EL PATRIMONIO NO ES AYUDADO A LLEVAR SU CRUZ.



Temerosos los villanos que la víctima sucumbiese antes de hora, pensaron en buscarle un sustituto. Pero no encontraron a ninguno.




El templo babilónico se presentó voluntario, pero lo rechazaron por no ser lo suficientemente antiguo.









Sexta estación.
EL ROSTRO DEL REO ES LIMPIADO.

Dice el profeta Jeremías entre sollozos: «No tenía apariencia ni presencia; lo vimos y no tenía aspecto que pudiésemos estimar. Despreciable y desecho, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no lo tuvimos en cuenta».






En Bertemati se obró el milagro: el verdadero rostro del Patrimonio se manifestó








Séptima Estación
EL PATRIMONIO CAE POR SEGUNDA VEZ
Con la recalificación urbana a cuestas y a golpes de ladrillos, Plaza del Arroyo, Calle Barranco, Plaza Belén, Calle Benavente Bajo, Abades, Madroño, Plaza Benavente, Basurto, San Ildefonso, San Blas, Plaza del Mercado, Cordobeses, Muro, Alcaidesa, Justicia, Juan Capitán, Liebre, San Juan, Plaza Melgarejo, Siete Revueltas, Juana de Dios Lacoste, Carpintería Baja, esta ruta de la barbarie fue azotando su alma hasta llegar a la Plaza Peones. Allí, extenuado, sin fuerzas, cayó por segunda vez; era el preludio de lo poco que faltaba para llegar al lugar señalado en los planes urbanísticos. Nada tiene de extraño que cayera si se tiene en cuenta más de un siglo de torturas, y cómo se encontraba en aquel momento. Frágil es la condición humana, aun cuando la aliente el mejor espíritu; el oro todo lo puede.



Constructora "el Dorado" rehabilitando una casa del siglo XVII




Octava Estación
El PATRIMONIO CONSUELA A LAS MUJERES Y HOMBRES DE JEREZ.

“Hijos de Jerez, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotros y por vuestros hijos”; añadiéndoles que si la ira de la Ley se ensañaba como veían con él, ya podían pensar cómo lo podría hacer con los culpables de su vil tormento.
Mientras los villanos se enriquecen con este expolio, no faltan algunas mujeres y hombres que, desafiando a la ley local que impone una indolencia reinante a sus ciudadanos, tienen el valor de llorar y lamentar la suerte del Condenado y señalar con el dedo a sus verdugos. El Patrimonio agradeció los buenos sentimientos de aquellas gentes, y movido del amor a las mismas quiso orientar la nobleza de sus corazones hacia lo más necesario y urgente: la conversión suya y la de sus hijos.


Ellos están con el Patrimonio: ¡Cuántos Camporreales han caído por nuestra desidia!



Novena Estación
El PATRIMONIO CAE POR TERCERA VEZ.
Estamos en la alameda Vieja, el ejecutor de la sentencia emerge en el horizonte. El patrimonio se desploma por tercera vez. La escena invita a recapacitar sobre el peso y la gravedad de los pecados que arrasaron con nuestro Patrimonio.



La cosa se va poniendo chunga...




Décima Estación
El PATRIMONIO ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS.

Ya en el lugar de la Cruz, donde los cuatro caminos se cruzan señalando donde el Patrimonio debía ser ajusticiado, le dieron a beber Tio Pepe mezclado con gaseosa; era una piadosa costumbre de los villanos para amortiguar la sensibilidad del que iba a ser ajusticiado. Despojado, sin cuidado ni delicadeza alguna, de sus vestiduras, incluidas las que estaban pegadas en la carne viva, y repartidas al mejor postor, el Patrimonio no estaba para rebujitos ni otras charangas adormideras; prefería mantener la plena lucidez y conciencia en los momentos supremos de su sacrificio. Sin duda fue muy doloroso para el Patrimonio ser así despojado de sus propios vestidos y ver a qué manos iban a parar. Palacio Dávila, Villapanés, Mirabal, Salobral, Convento del Espíritu Santo, Álamos del Guadalete,… sillerías, coros, retablos, imágenes…, un martirologio patrimonial del que hizo atormentado recuento en aquella hora postrera.



Esta columna se pregunta: ¿qué fue de mi palacio?



Undécima Estación
LA DESTRUCCIÓN DEL PATRIMONIO ES ENARBOLADA EN LA CRUZ.

«Y lo enladrillaron», dicen escuetamente los historiadores.
A sus pies, la ermita con un sombrío y doloroso velo se consuela con la vetusta fuente que en su olvido no recordaba lo que era llorar. El espectáculo mueve a compasión a cualquiera que lo contemple y sea capaz de nobles sentimientos.


Sin comentarios

Esperando el amanecer de la Resurrección del Patrimonio de Jerez, se consuma el rezo de su Vía Crucis. Amén.




Juan A. Moreno.

1 comentario:

Jerez dijo...

Lo has clavado, o mejor dicho, lo has "enladrillado"...para veguenza y deshonra del malvado Sanedrin de Jerez....y de su pasivo pueblo que no merece que el Patrimonio derrame Su Sangre por él..Lloremos, como las hijas de Sión, por lo que se ha de cumplir..la desparición del Patrimonio...y nuestra deshonra

Esperanza