Que las comparaciones son odiosas y de mal gusto, lo
sabemos todos: son consideradas como una falta de respeto y de educación, sobre
todo para quien sale perdiendo, como ocurre en este caso con Jerez pues no hay más que
ver las fotos que ilustran este artículo:
dos palacios del siglo XVIII, ubicados en calles importantes de dos ciudades españolas
y ya vemos las muchas diferencias en cuanto a conservación y cuidado existente
entre ambos.
Es, pues, inevitable hacerlas pensando en tu localidad
de origen cuando viajas a ciudades preciosas y cuidadas, con ciudadanos bien
educados en cuanto a su comportamiento en los espacios públicos y con
Ayuntamientos que hacen cumplir las Leyes y las Ordenanzas Municipales, pues
tienen un compromiso con el Patrimonio heredado de sus antepasados; como digo,
para ver esto no hay que salir de España.
Esta responsabilidad
ciudadana, satisfecha con su valorado espacio público y con su Patrimonio son
evidentes en muchas ciudades, entre ellas, por mencionar solo dos, están Oviedo
y Santiago de Compostela, ésta es Patrimonio de la Humanidad por más señas,
algo que se ha ganado a fuerza de mimar
sus edificios y pavimentos, calles y plazas, fuentes y “pazos”, casas populares
y conventos. Seguramente se hicieron barbaridades a lo largo de los siglos,
como en todas partes, pero han conseguido mantener su belleza y elegancia, conservándola
para disfrute de quienes amamos nuestra Historia.
Aunque estas poblaciones tengan también en la
actualidad contradicciones y fallos en la
atención al Patrimonio y la política haya metido sus sucias zarpas por medio, se
ha conseguido que sean lugares apetecibles, limpios y civilizados, donde se visitan
todos los edificios valiosos y otros más populares; el casco histórico bulle de
vida ininterrumpida a lo largo de los años y donde sus orgullosos habitantes y
encantados visitantes, no tiran papeles, meados, cacas de perro, cascaras de
pipas ni escupitajos al suelo. Da igual que el Ayuntamiento barra, la
gente maleducada, tanto pija como cani, “hace
el trabajo sucio”, como en este ejemplo de un medio día jerezano, en “El Gorila”, donde la gente tira los papeles al suelo, dejandolo de esta manera:
Por eso, Santiago de Compostela es hoy la ciudad con la
cual estamos comparando a Jerez, para
ver si nos entran ganas de hacer las cosas igual de bien. Por cierto, que me
encontré allí con muchos jerezanos que hicieron el Camino y opinaban más o
menos lo mismo que yo (y que cualquier otro jerezano educado, claro).
Una vez comprendamos cuantas satisfacciones nos estamos perdiendo por nuestra desastrosa barbarie urbana, unida a la incultura de unos gestores que, antaño, destrozaron nuestra ciudad, y cuyos herederos, ahora, no saben poner los medios para volver al camino que nos dignifique a nosotros como residentes y a ellos como gobernantes municipales.
Así pues, las imágenes muestran comparaciones odiosas
que marcan no solo las diferencias de gobierno, sino el cumplimiento de las
ordenanzas por parte de los habitantes, el gusto en conservar no solamente lo
importante que aquí ya sabemos que tampoco, como muestra la imagen de los
palacios, sino además la estética
callejera en cuanto a la rotulación de los comercios, entre otras cosas.
El “Pan de Polvillo” en la Por-Vera, ya denunciado en
este blog e ignorado por nuestros munícipes que les debían haber cascado una
buena multa por el letrero, es aún más indignante comparado con el exquisito
rotulado del “Pazo das Musas”, una tienda de música en una calle santiaguesa de
porte aristocrático y elegante, como la calle jerezana y el edificio donde ambos comercios están ubicados. El pan puede ser tan elegante como la música en cuanto a rótulos
se refiere y si no, que se hagan cumplir las ordenanzas.
El comercio tradicional de nuestra ciudad ha
desaparecido por completo, los tabancos, las esparterías, los “Almacenes de
Ultramarinos”, las tiendas de ropa aún colean algunas, pero también son
especies en extinción. Una de las últimas, la preciosa librería “Papel y Tinta”
antes tienda de música, hace poco efímera tienda de bisutería, y ahora, una
tienda de zapatos infantiles que sería muy mona si no hubiese destruido por
completo todo su sabor y que por ley debería haber sido conservado.
Este descalabro no ha ocurrido allí de forma tan
drástica, al menos en su casco histórico, donde si bien hay comercios y bares
muy, pero que muy modernos, se han mantenido muchísimos de “los de toda la
vida”: esparterías entre ellas y tabernas equivalentes a nuestros extintos
tabancos, pero aseaditos, como corresponde al siglo XXI.
Al cabo de tantos años de Ayuntamientos “democráticos”,
hemos llegado a la conclusión de que hay una gran parte de los políticos
municipales a los cuales solo les gustan los paños calientes, los
maquillajes y los parches para paliar los dolores de la piedra cuando, en
nuestra ciudad éstas están pidiendo a gritos un buen bisturí que las sane
de sus males.
Y eso solo puede empezar por tomar una medida que les gusta muy poco a nuestros ediles y Alcaldes salvo que haya un famoso de por medio, pero es su obligación: hacer cumplir las Ordenanzas Municipales con respecto a espacios públicos: multar estas burradas que os mostramos así como a quienes beben etc.en espacios públicos, llámese botellón.
Igualmente, cumplir y hacer cumplir el PGOU y las Leyes de Patrimonio de Andalucía. Para esto no hay que gastar dinero, ni hubiese sido la, hasta ahora, inútil Mesa del Centro Histórico.
Las Leyes sirven de algo si se cumplen por todos, pero
en este momento, sin aceptar el problema de fondo que tenemos y sin dinero, es
mejor no hacer nada que hacerlo mal. Este será el tema de la próxima Ruta de la
Barbarie, el próximo jueves día 17 de Octubre en que nos encontraremos a las 6
de la tarde en la puerta del Archivo Municipal.
Esperanza de los Ríos.
2 comentarios:
Nunca lo llegaré a entender, nuestros padres nos decían "el papel en el bolsillo hasta que encuentres una papelera" Desde esto que es lo más sencillo, todo parece un despropósito.
Un saludo Esperanza
Como sabes, los padres han dejado de educar a sus hijos, a mucho de ellos no los educaron tampoco y en los colegios hay tanto estres que no se puede hacer gran cosa. La situación de extrema degradación en la convivencia a la que hemos llegado es una muestra mas de las nefastas políticas en materia de educación y todo lo demás que llevamos soportando desde hace muchos años.
Un abrazo.
Esperanza
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