viernes, 26 de abril de 2013

CAZORLA BAJA: UNA DESCONOCIDA EN LA CIUDAD.






Calles desconocidas en esta ciudad hay muchas, como ésta llamada "Cazorla Baja" la cual hoy os invito a recorrer en sus escasos metros de longitud. Para acceder a ella hemos de bajar por la bastardeada Cuesta del Cristo de la Viga, hoy llamada Calle de la Encarnación, y a la izquierda, haciendo esquina con la casa encalada que en la foto vemos de frente, se encuentra ella, nuestra estrella sin luz de hoy.

Tal vez, ésta como tantas otras de las cuales vamos relatando, apenas son conocidas, excepto por quienes viven en ellas y por unos cuantos turistas que salen algo achispados de González Byass; pocos más habrán transitado por ellas. Han pasado desapercibidas, a pesar de que en otras épocas las habitaron artistas que han pasado a la historia del arte de nuestra ciudad, como Jacome Baccaro, según ha estudiado nuestro compañero José Manuel.

El transcurso inevitable de los años, el cambio de emplazamiento de una gran parte de la feligresía del Salvador a otros lugares que se fueron poniendo de moda y el empobrecimiento del casco histórico desde hace mucho tiempo y sobre todo, tras el paso por la alcaldía de los personajes que hoy se sientan en el banquillo de la Justicia por otros motivos, cuando situaciones como estas deberían ser juzgadas también (a Pacheco me refiero, por si no ha quedado bastante claro), han llevado al olvido a esta calle, preciosa por su emplazamiento, por los interesantes edificios y restos que contiene y por sus vistas a la torre de la Catedral.
 

Tras la especulación de estos últimos años y el irreversible deterioro de todo el caso histórico, esta callecita mínima  ha quedado convertida en un mero telón de fondo teatral pues de su  último tramo solo quedas las fachadas, algo que se puede apreciar desde la Calzada del Arroyo. 

Su única casa habitada, protagonista en este blog el año pasado por una controvertida intervención que se hizo en la portada que da a la Cuesta de la Encarnación, se conserva a pesar de todo aceptablemente cuidada, lo cual ya es importante.

  
Adentrarse en su misterio conlleva sorpresas que nos dejan aún 
más intrigados que antes de transitarla. Nuestros lectores verán desde aquí  una hermosa perspectiva de la torre catedralicia, no menos maltrecha que el resto de nuestro patrimonio artístico. 

Pero si mira hacia el muro de la derecha en la foto y de la izquierda conforme entramos, se podrá observar una pared de aspecto muy antiguo, realizada con materiales heterogéneos donde destacan los ladrillos y el tapial. 

Vemos un arco, tal vez de descarga o una antigua puerta cegada, no lo sabría decir, pero el arco presenta esos rasgos mudéjares que son tan frecuentes en toda la ciudad, hasta fechas bien avanzadas y que convivieron en armonía con otros estilos artísticos a lo largo de los siglos.


                                                  




La parte superior del arco es tapial, esa amalgama de pequeñas piedrecillas, ladrillos rotos, cerámica, incluso vemos una piedra de molino o algo parecido de mármol blanco que incluso puede ser romana. Todo ello fraguado con cal y arena y secado en unos cajones de madera que se iban colocando tal cual.



Si es almohade, mudéjar, cristiano o del siglo XX yo no lo podría decir, pues sería necesaria la presencia de los arqueólogos, tal vez de aquéllos que puso el Ayunta-miento en la calle, para que investigasen sus materiales a fondo y dictaminasen su cronología con certeza.

Pero es un muro, como tantos otros ya dados a conocer, hijo de mil padres albañiles y de mil remiendos y apaños. Cuenta historias sin voz y a nosotros nos gustaría oírlas porque interesantes deben ser, más que los embustes de los políticos.


Me podrían preguntar, como ya lo han hecho algunas personas: ¿Y tú que "pondrías ahí, en ese callejón? Porque muchas personas, incluso cultas, no ven la "utilidad" de estas calles, ni de estos espacios tan alejados de lo que vulgarmente conocemos como "centro". O sea, calle Larga, Arenal, Plaza Esteve. 

Yo contestaría que su gran utilidad es la de formar parte de nuestro casco histórico y de su antiquísima trama urbana. Estar en el entorno de la Catedral y poder ver desde ella su torre mientras que se mantenga en pie. La de estar formada en parte por muros arcaicos, que se remendaron conforme pasaron los años y aún siguen en pie. Poder saber que existe, verla cuando salimos en Semana Santa. Ademas hay personas que la habitan, como antaño lo hizo Jacome Vaccaro. ¿No os parece suficiente utilidad? ¿Qué mas queréis "poner" en ella, si sobre sus paredes ya están depositados muchos siglos?

Esperanza de los Ríos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nunca he pasado por ella, desde ahora, gracias a vosotros, iré a verla. Gracias por esa labor tan importante que haceis en este vuestro BLOG, que tanto hace por Jerez de la Frontera.
Un abrazo a las tres personas que estais ahí. Esperanza, José Manuel y Juan Antonio.
J.