martes, 12 de febrero de 2013

CALLE LIEBRE, ARCO DEL AÑO CATAPUN


Es un poco iluso  por mi parte hacer reparar a los lectores  en tan modesto edificio de la Calle Liebre, cuando tantas grandes construcciones de esta ciudad están al borde de la ruina o del derrumbe. Pero cuando me levanto harta de tanta corrupción y latrocinio como están saliendo cada mañana en nuestros televisores, periódicos e información por Internet, decido hacer una proeza digna del héroe Don Quijote, así que me pongo a escribir acerca de mis propias ensoñaciones, como sería que este edificio, poco más que una carroña urbana, un deshecho olvidado de Dios y de los hombres, "fuese visto y valorado en lo que merecería en cualquier lugar que no fuese Jerez", como reza una de mis frases emblemáticas e incansablemente repetidas en este blog.



Caminando entre basuras, no, no hay huelga, es que la calle está generalmente sucia y defecada, de pronto se llega a un destrozado muro, hijo de mil padres albañiles que, durante tiempo inmemorial han tratado de remendar y alargar su vida, cosa muy bien lograda porque incluso, ahora, en medio del pedrisco de la ruina patrimonial y económica que todos aguantamos, sigue de pie, estoico e indiferente a su aspecto lamentable. Tal vez, su alma de construcción humilde le ha hecho más resistente a inclemencias y desastres que a tanta pared señorial, que en cuanto te das la espalda se viene abajo. Nuestro protagonista muestra sus tripas sin pudor alguno, pues si alguna vez estuvo repellado, ya no guarda memoria
de tal hecho.



Es impresionante por su arcaísmo, ver la curva orgánica y fluvial que el muro describe, creando la ilusión de que circulamos por dentro de un organismo vivo. En realidad, esto debería serlo, no sólo un circuito de velocidad (¿Quién dijo que por el casco histórico los coches van a diez por hora? Para saberlo habría que estar allí y allí no hay nadie que lo compruebe, bueno, se dijo que había cámaras pero en fin... también existió El Dorado en las Indias Occidentales...y ya veis lo que pasó) pero la gente viene aquí, ellos, sus novias y sus perros,  a hacer lo que nunca haría en el salón de su casa y mucho menos, si su madre estuviera presente. 

Pero, queramos o no, esta calle forma parte de una casa común a muchos ciudadanos y de eso no se han enterado ni algunos ciudadanos con rasgos de homínidos ceporros ni, naturalmente, nuestras autoridades municipales y de la Junta jugando a putearse unos a otros, porque, al fin y al cabo da igual, los que perdemos somos nosotros y nuestros muros que no le importamos a nadie.

Este que os enseño, viniendo desde la Plaza del Mercado en dirección a Orbaneja,  muestra primero una portada del XVII, pero, unos metros mas adelante, formando un acodamiento aparece este arco cegado que emerge de un blanqueado de otros tiempos. 

Vemos un arco de ladrillo y una entrada acodada, lo cual nos estaría hablando de una tradición muy antigua, mudéjar e, incluso almohade, no nos olvidemos de la Casa de las Flores, Salvador nº 5, que parecía no ser gran cosa y fijaros que joyita es en realidad. 


                                      
En estas calles las sorpresas pueden surgir en cualquier rincón, es el barrio medieval de la ciudad, el que debería ser espejo de virtudes ciudadanas y de civilización y cultura pero... de momento, tenemos abandono, suciedad, cacas de perro y nada de dinero por parte de nuestros des-gobernantes de la Junta. Si no lo hay para Santiago ni para el Espíritu Santo, imaginaros para este muro inocente y superviviente de mil lluvias, de soles incandescentes y de centenarias meadas humanas y animales.


Puede que algún día las ciudades tomen ejemplo de localidades como Torrelodones, cuyo actual equipo de gobierno es "apolítico", pero lo cierto es que surgió de la magnífica gestión de una asociación de vecinos que lucharon contra la corrupción política de su municipio. Incluso van al  Ayuntamiento en sus propios coches y tenían un trabajo de verdad antes de ser gestores públicos. No tienen deudas y sus vecinos los conocen personalmente.

A estas alturas de mi vida humana y profesional me cuesta trabajo creer en muchas cosas, me he vuelto como Quevedo, una escéptica redomada y como Góngora, una decepcionada, harta de tanto circo. Pero conozco a algunas personas de la Asociación de vecinos de San Mateo y bueno... tal vez haya una rendija de luz que da miedo ver, porque hoy día, todo lo que no sea plantarse en jarras ante esas personas mal llamadas políticos y exigirles lo que es justo, no sirve de nada. Y ellos lo hacen. Quien sabe....



Pues aquí hay una ejemplo mas de una edificación muy antigua en un barrio muy abandonado, entregado a su destino y olvidado de todos, salvo de algunos locos que soñamos con hermosas ciudades, gestores respetables y ciudadanos colaboradores en el mantenimiento de sus calles y monumentos. Pura quimera, amigos.

Esperanza de los Ríos


5 comentarios:

Alex Glez. dijo...

Muchas gracias, Esperanza, por la parte que nos toca. Siempre ilusiona tener apoyos tan importantes como el vuestro. Estoy convencido de que poco a poco iremos recuperando lo que nunca se debió perder, tiempo al tiempo....

Jerez dijo...

Eso espero Alex, el apoyo a las causas justas es lo principal para este blog en general. Para mi, es una lucha sin cuartel estar al lado de quienes tienen objetivos realizables y posibles para mejorar situaciones de abusos y olvidos, como en vuestro caso. ¡Pero que no se os suba a la cabeza ni os politiceis¡
Un abrazo.
Esperanza

Alex Glez. dijo...

Ahora mismo no está la cosa como para politizarse mucho, Esperanza...... Sobre lo de subirse a la cabeza puedes estar tranquila, cumplir con lo que considero que es mi obligación no es motivo para ello, además, tenemos la cabeza tan baja mirando lo que pisamos que no nos da tiempo ni a levantarla.

Jerez dijo...

Es verdad,cumplir con lo que se cree justo es el mejor de los placeres y sacar adelante un proyecto, lo mejor.
En cuanto a bajar la cabeza haceis bien, hay que mirar para abajo porque se puede pisar cualquier cosa indeseada. Llamala mierda de perro o pie de politico, porque las dos son la misma cosa, apestan y ensucian a quien se les acerca, pero los perros por lo menos quieren a sus dueños y hacen compañia. Los políticos sobran en todas partes y solo quieren a sus cuentas en paraisos fiscales.

Esperanza

vcnt dijo...

Interesantes comentarios. Gracias. Vicente