martes, 8 de enero de 2013

Las Siete Revueltas, dos años después.




Empezamos el año volviendo la mirada atrás. No es la primera vez que en el blog dedicamos una entrada a este degradado espacio urbano de nuestra ciudad, que además visitamos en nuestra primera "Ruta de la Barbarie", allá en noviembre de 2010. Más de dos años después observamos que la situación sigue siendo prácticamente idéntica, por lo que, una vez más, debemos incidir en este caso, que debería causar verdadera vergüenza a todos los jerezanos.


Estamos junto a uno de los más importantes monumentos jerezanos, San Juan de los Caballeros, al lado de uno de esos supuestos focos de atracción turística, ya saben, el Centro Andaluz de Flamenco, ése cuya "saturada" actividad obligó en su día a proyectar  aquel faraónico antídoto a todos los males del casco antiguo que iba a ser la "Ciudad del Flamenco", muy cerca de allí. 


Los males de las Siete Revueltas nacen, paradógicamente, de uno de sus mayores encantos: ese serpenteante trazado de clara raigambre medieval que dio origen a su nombre. El creciente despoblamiento que sufriría esta zona ya en el siglo XVIII con la construcción de bodegas y el hecho de que una buena parte de la calle esté ocupada por la trasera del convento de Santa María de Gracia ayudó a su abandono y lo convirtió en un lugar poco seguro para los viandantes por su carácter deshabitado y tortuoso.




Todo ello provocó el derribo de las construcciones que se levantaban junto al templo del evangelista, algo que alteró su configuración urbana y, por la misma causa, se llevó a cabo el cierre de su salida a las calles Canto y Vid, actuaciones que, a la vista está, sólo han acelerado su degradación.  








Hace años, un incendio provocado por indigentes refugiados en ella destrozó la puerta que cerraba la portada de la epístola de la iglesia. Con ello, se clausuró el acceso desde la plaza Melgarejo o, más bien, podríamos decir, que una puerta privatizó este espacio público. Una puerta que ha estado cerrada y abierta según temporadas pero que ha servido de entrada para el aparcamiento de coches (y parihuelas) en que se ha convertido hoy las Siete Revueltas. Un parking tercermundista pero, eso sí, con extraordinarias vistas a muros de los siglos XV y XVI.








Nos consta que hubo un proyecto de urbanización de esta calle pero no se materializó en su día porque esta zona nunca fue, ni ha sido, una prioridad para los ayuntamientos recientes cuando hubo dinero que malgastar. Hoy sigue esperando tiempos (y gobernantes) mejores.






José Manuel Moreno. 



1 comentario:

Santiago dijo...

... Dios mio.