martes, 26 de noviembre de 2013

El Infierno desde el cielo, el apocalipsis según Jerez.

La pasada mesa del patrimonio no ofreció grandes novedades; un enésimo concierto de percusión, sin director de orquesta. 

A los desengañados como el que escribe, la mesa del Patrimonio no representa más que un bonito teatro adornado de buenas intenciones, pero con pocos visos de materialización a corto plazo ni, mucho menos, a largo plazo. El desorden que advertimos en el funcionamiento de la Mesa no hace sino que el tiempo siga corriendo (y bien ligero que corre) con unos problemas en brazos, que con una verdadera voluntad política se solucionarían con cierta brevedad. 

Pese a todo -algo es algo- el delegado de Urbanismo, adelantó acciones “en curso”, como es el adecentamiento de algunos inmuebles significativos, como el de Juana de Dios Lacoste nº 17 (Casa de los retablistas Navarro) o la casa nº 52 de la antigua calle de la Polvera (hoy Por-vera). Aceptamos que es un primer paso para la revalorización del casco histórico, como debía ser la limpieza y la iluminación, acciones que no son nada extraordinarias, pero que, dentro de la política de dejadez y de “ciudad sin ley” que abandera nuestro Ayuntamiento desde hace años, lo son. 

Desde luego, vendrán a mejorar la imagen de algunas "manzanas podridas" del centro, aunque seguimos sin compartir la destrucción de la trama urbana con la creación de plazas, como caídas del cielo, en solares, como los del eje de la calle Juana de Dios Lacoste.

Como repetimos una y otra vez, el tiempo corre. Ahora se nos presenta un plan de Regeneración Urbana que lleva más de un año redactado. Se nos pide a los miembros de la mesa que hagamos aportaciones al documento, con el que, en líneas generales, quien escribe está de acuerdo. Con todos mis respetos y con mi reconocimiento por su implicación a los miembros de la mesa que aportaron algo más que un ripioso “pregón”, a estas alturas todas me parecen variaciones de un mismo tema, que están bien, pero variaciones que no hacen más que seguir alargando un pretendido periodo de “investigación”, que yo lo llamo de “inacción”.

¿Qué más se va a investigar? Ya todo el mundo parece tener claras las causas de la agonía del casco histórico, que hay que meter de nuevo gente al centro y dar servicios polifuncionales a esa población y a la que venga de fuera, como en todos los cascos antiguos de cualquier ciudad o pueblo vivo.

Esas posibilidades de negocio que provienen de esa repoblación -el hecho de que la Mesa dependa de la empresa municipal de la Vivienda ya es una declaración de intenciones- explica la gran cantidad de Aparejadores, Arquitectos y Urbanistas que pueblan la mesa. Esto no lo vamos a criticar, pues la rehabilitación del patrimonio arquitectónico no se hace por "arte de magia". Lo que me preocupa es que se proponga, como lo hizo un aparejador que se ha unido a la mesa, que el Ayuntamiento relaje sus normativas de intervención en el conjunto histórico-artístico para poder hacer rentable estas repoblaciones-rehabilitaciones. ¿Qué significa esto? Pues que si para rentabilizar una obra hay que dar por saco al PGOU, pues que se le dé. Y, con ello, a la protección de los valores históricos-antropológicos de un inmueble o del propio conjunto histórico-artístico.

Son personas como este señor, con esa insensibilidad por el Patrimonio, por la Cultura en definitiva, que se deriva de ella, las responsables de que el centro esté también en el estado de degradación que padecemos quienes sabemos la grandeza estética e histórica que tuvo. Y lo peor es que están en sentados a la Mesa.

Ese es el peligro, que la mesa se convierta en una "merienda de negros", en el que el menú sea nuestro casco histórico. Cuando ni siquiera se cumplen las normativas del PGOU o las de la Ley de Patrimonio de Andalucía ¿qué podemos esperar del futuro de nuestro casco histórico si en nombre de una pretendida repoblación se da carta blanca para que se continúe la destrucción (activa) del Patrimonio, que sigue siendo de todos, para que unos cuantos hagan caja?

El Patrimonio no se debe entender en cifras de euros, aunque esta sea, tristemente, la dura realidad que haya que asumir. 

Para nuestra vergüenza, me temo que las actualizaciones de Google Maps seguirán mostrando desde el cielo, y por bastante tiempo, el Apocalipsis según Jerez.

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Juan Antonio Moreno Arana.

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