Creo que fue en el año 2011 cuando un equipo de cine o televisión vino a nuestra extraordinariamente bella y cuidada ciudad, para rodar algunas escenas de guerra que, sin duda, cuadraban a la perfección con el escenario escogido: la Plaza del Mercado. Edificios abandonados, otros derrumbados, una fuente del XVI destrozada por la actividad de algunos indígenas y unas palmeras que están de más en esta y en otras muchas plazas y calles de la ciudad y que, además, se caen solas. Todo estaba a pedir de boca.
Como la escena se desarrollaba, según parece, en algún siglo anterior al nuestro, hubo que añadir varios detalles de atrezzo, para darle al lugar el mayor aspecto de subdesarrollo, con lo cual, se instalaron unos cañizos y una falsa palmera tumbada en el suelo. Con unos días antes que hubiesen venido, hubiesen visto la palmera que se había caído de verdad poco antes.
Pero, sin duda, lo mejor fueron los aderezos añadidos a las viviendas que sus propietarios, con trabajo constante y sin apoyo ninguno, mantienen en pie, cuidan y donde viven a diario. Pero fue necesario "decorarlas para dar imagen" pues el cine es eso, imagen, es ficción y artificio, como toda creación artística que se precie, y para ello es necesario camuflar la realidad.
Como las casas, populares, sencillas y muy jerezanas a las cuales me refiero, no les parecieron suficientemente apropiadas, las camuflaron y el resultado es el que vemos en la fotografía, ya histórica, de la preparación del rodaje.
Incluso el de por si maltrecho Palacio de Riquelme, recibió una espléndida puerta de aspecto señorial porque, hasta para los decoradores de una decimonónica guerra, debía parecerles que estaba en demasiado mal estado y les debió dar vergüenza enseñarlo tal cual, siendo un edificio tan antiguo y hermoso.
No me cabe la menor duda de que esta bonita "performance" fue la que debió inspirar a nuestro equipo de gobierno para su mas brillante idea en relación a la recuperación de nuestro casco histórico, destinado a desaparecer sin remisión. La idea de crear falsas fachadas delante de cada edificio en ruinas para disimular su estado real, con vistas a visitantes y posibles "inversores", en una palabra, para que la realidad no asuste al personal.
No cabe duda de camuflar la realidad es mucho mas barato que solucionar los problemas que presenta y de que tapar la mierda es mas barato también que recogerla y tirarla. Pero nuestra realidad es la que es y por mucho que nuestros munícipes se empeñen en esas soluciones que no lo son en absoluto, muchos de nosotros no nos vamos quedar callados, yo, por lo menos, no tengo esa intención. Comprendemos que no hay dinero y que las cosas están fatal, pero con esconder los problemas no hacemos sino intentar olvidarnos de ellos: "Ojos que no ven, corazón que no siente".
A los políticos los votamos y mantenemos en sus puesto para que nos ayuden a solucionar nuestros problemas, y gordos, como es este, no para que los escondan.
Señora Alcaldesa, la mierda y la ruina, mientras mas se esconden, mas apestan.
Esperanza de los Ríos
No hay comentarios:
Publicar un comentario