sábado, 10 de diciembre de 2011

CALLE GALVÁN: OTRA BODEGA CANDIDATA A LA PIQUETA.






El barrio de San Miguel, en apariencia, no está tan degradado como los barrios intramuros, o, mejor dicho, este es el tópico más usado en la ciudad cuando hablamos de Patrimonio. 

Para ver que solamente es un lugar común sin muchos visos de realidad, solamente tenemos que recordar la malhadada Casa del Cristo, Villapanés y la esquina Caballeros-Pedro Alonso donde antaño se ubicó el Colegio de las Salesianas, todo ello muy bien protegido por nuestro PGOU (Alabado sea su santo nombre),  zona que compone un perfecto "pendant" o paralelismo, con la Plaza del Mercado y su ignominioso entorno, preferente, también, en el PGOU (amén).
Sin olvidarnos de la muy olvidada Calle Campana, de la que nos ocuparemos más adelante.


La diferencia es que no se ha llegado a quedar tan vacío como los barrios medievales del centro, a cambio, en muchos casos, de convertirse en un "guetto".


Esta zona, originada a partir del siglo XV y cuya configuración urbanística y época de esplendor, como ya sabemos, corresponden al siglo XVII, es algunos siglos más joven que las otras, aunque no siempre se aprecie esa "juventud" en sus calles (Véase la de Corral de San Antón o la del  Altozano).


Al ser la mayor collación de la ciudad y la más poblada y rica, desencadenó un verdadero duelo constructivo con su rival más inmediata, Santiago (¡quién la viera y quién la ve!) no solamente en cuanto a las fábricas de sus iglesias, sino también en la arquitectura civil, como vemos en las dos preciosas casas del XVII de la Plaza de la Cruz Vieja, relacionadas con el maestro mayor Antón Martín Calafate, además del propio palacio de Villapanés, obra maestra del XVIII y del PGOU jerezano (santo, santo, santo).


Pero también en este barrio hubo actividad industrial durante los siglos a los que nos referimos y, como consecuencia, dada la forma de vida de sus habitantes, hubo muchas bodegas, entre ellas ésta de la Calle Galván que hoy mostramos.


La Calle Galván ni siquera parece pertenecer a un barrio histórico de Jerez, pues te asombras cuando, tras dejar a la izquierda el maltrecho engendro en que se ha convertido Villapanés, accedes a ella, silenciosa y limpia, en parte rehecha en estos últimos años del cemento puro y duro, pero cuya construcción, afortunadamente, respeta el entorno al que pertenece.

Incluso, aún más, te admiras cuando te encuentras en tu camino con esta antigua bodega de dos plantas, cuya tipología puede pertenecer al final del siglo XVIII   o al principio del XIX. Lo que sorprende es que exista aún, porque viendo el destino de su compañera de fatigas de la calle San Francisco Javier y de las de las calle Cordobeses, te pasma no ver sus muros derribados, o el siniestro cartel de alguna constructora en sus paredes, amenazando con los consabidos pisos o dúplex de lujo con mármoles de panteón, que no respetan ni un solo muro de lo que, en conciencia, debería ser respetado escrupulosamente.

Sin embargo, "está", que ya es algo, aunque adyacente a ella encontramos este siniestro solar que parece advertirnos acerca del posible futuro de este edificio. 

No he mirado la ¿protección? que le "otorga" el PGOU (santo, santo, santo) pero, como ya sabemos, aunque la hubiese, no iba a servir para nada, pues invocando el nombre del Becerro de Cemento y Ladrillo, todo se va por el bajante del retrete, para usar una palabra tan española y tan digna, en un momento en que ni los lugares de la casa, ni las calles de las ciudades, ni nosotros mismos,  queremos recordar lo que somos ni lo que fuimos, ni en nuestros nombres, ni en nuestros edificios, ni en nuestras palabras.

¡¡¡¡¡¡Por los nombres de nuestras calles, por nuestras bodegas, por nuestros palacios, por nuestras casas, por nuestra dignidad de jerezanos, pongamos coto a la sangría de nuestro patrimonio!!!!!

¡¡¡¡¡Jerezanos!!!!!

Esperanza de los Ríos














2 comentarios:

Anton Ozomek dijo...

Los alcaldes de los municipios españoles dejaron de firmar licencias para casas ilegales en suelo rústico solo y cuando los Tribunales empezaron a condenarlos y encarcelarlos... luego solo cuando las plataformas ciudadanas lleven a los Tribunales a los Alcaldes y Gerentes de urbanismo, y éstos sean condenados por hacer y deshacer a su antojo y con total discrecionalidad las protecciones arquitectónicas del Patrimonio Histórico inmueble dentro de los BIC, solo entonces, acabará esta "sangría"; mientras tanto, toca seguir contemplando como tres empleos mal pagados justifican la demolición de nuestro Patrimonio Histórico. Saludos cordiales y ánimo con vuestra lucha ¡que no decaiga!

Jerez dijo...

Hola Antón:

Nos encantaría llevar a los tribunales a los autores de estos desmanes que a diario os mostramos en estas páginas. De hecho, es la idea con la cual comenzamos este blog, la de señalar a los culpales, al menos a los que aún están vivos, demasidado vivos diría yo, y de ver como se podría ir ejercieno una acción judicial "seria y responsable", por emplear los términos que ahora estan de moda y se usan para todo.
Por ahora, como sabes, este blog solo lo llevamos entre tres, con diferentes ocupaciones que nos permiten escribir mas o menos, según la temporada de trabajo que nos toque, no tenemos una organización ni una asociación detrás ni tampoco ningún amigo abogado para que nos aconsejase o para promover estas acciones, ojalá, pero ya sabes que estos tiempos de crisis no son buenos para pedir favores.
De todas formas, la vida es breve pero la mano de la justicia es larga (a veces)y se aprende a esperar el momento de actuar, que suele llegar antes o despues.

De todas formas, como siempre, agradecemos tus comentarios y tu interes, pues personas como tu ya hacen que nuestro trabajo esté recompensado.

Un abrazo:

Esperanza de los Ríos