El blog se despide hasta Septiembre. Nos vamos en la época de la cosecha, cuando la vendimia y el trigo se disponen a alimentar y dar alegría a una humanidad siempre hambrienta aunque, en nuestro caso, la cosecha es interior pues va dirigida a hacer pensar a las personas que desean otras perspectivas para su ciudad; en lo material, está centrada más en las piedras y en los ladrillos que en los productos vegetales.
Aunque el Jerez de tiempos pasados tuvo su origen y su riqueza en la agricultura y el vino, hoy, tras los cambios que la historia nos ha traido y viendo el empobrecimiento que la ciudad sufre, hemos de cosechar en otros campos y, según creemos, el mejor es el del Patrimonio, que nos hace conocernos a nosotros mismos y que atrae a otros para que nos conozcan a nosotros a través de nuestros edificios y calles; iglesias, palacios y modestas casas de vecinos.
Nuestra cosecha se dirige también a la riqueza interior que crea el tener una ciudad hermosa y limpia en la cual el dar un paseo sea una evasión hacia un pasado que fue duro y cruel en muchos aspectos pero que, en cambio, nos dejó hermosos recuerdos materiales y vivos, que son los que perduran en tantas calles de esta maltratada ciudad. Recuerdos que vamos valorando a través de nuestras rutas y que son la base para construir, sobre esta ciudad del pasado, una ciudad con futuro, pues la Historia es nuestra mayor riqueza.
Vivir de espaldas a la Historia es negativo, es ignorar lo que fuimos. Conocerla es aceptarse como individuo y como miembro de una comunidad, es ser maduro y evolucionar. Así, al conocer y respetar las ciudades se cumple gran parte de esta finalidad esencial para ser humano.
Los jerezanos, como decimos tantas veces en estas páginas, debemos, en consecuencia, mirar al interior de nuestros muros y amar lo que vemos.
Esa es nuestra cosecha y nosotros, lo gestores del blog, quienes sembramos y cosechamos el fruto de vuestro interés al cabo de nuestro primer año de vida.
La atención que nos habéis prestado y el interés con el que nos habéis seguido es nuestra recompensa, pero, sobre todo, es la esperanza para que, a través de vosotros y de los que vengan, no desaparezca nuestra ciudad ni se olvide nuestra historia.
Hasta Septiembre, amigos.
El Verano. Azulejo de Osuna, S. XVIII |
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