La parte de atrás del palacio. Tenía una doble fachada, era la zona más aristocrática de Jerez, y esta casa miraba a todas partes. Después fué zona industrial, es decir, bodeguera. Hoy, el Palacio nos mira con las cuencas de sus ojos vacías y con el viento, la lluvia y el calor extremo como sus únicos habitantes. Como esas calaveras de animales que aparecen en las películas del Oeste (otra antigualla).
Los turistas se miran, pero, cuando ven lo que, además de ésto, tienen delante de sus ojos, se quedan mudos.
Los turistas se miran, pero, cuando ven lo que, además de ésto, tienen delante de sus ojos, se quedan mudos.
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