El Lunes 6 de Diciembre
de 2010, al comienzo de este blog, escribí una entrada acerca de la interesante
calle Guarnidos, que se mantiene en un estado relativamente aceptable de
conservación arquitectónica y urbanística.
Sin embargo, advertí del
peligro de que esta digna existencia suya se viese alterada por la “opus
caementicia” o sea, el cemento y el ladrillo de alguna promotora o
propietario que, con una intervención como tantas que hemos denunciado ya,
pudiesen alterar para siempre su equilibrio. Recalcábamos esta
contingencia, especialmente, a propósito de la casa número 12, deshabitada desde hacía tiempo.
De esta
edificación queda una interesante fachada del primer tercio del
XVII que indica que en su origen fue una “casa principal”, aunque actualmente
esté muy repintada por innumerables manos de cal y pintura, con una
puerta de tienda en el bajo.
Su interior, atisbado a
través del hueco de la cerradura, aparece como una casa de
tipología mudéjar, con distribución en torno a un patio rectangular, sin
galerías aparentes, y, en consecuencia, sin patio de columnas. Se la ve muy
transformada al haber sido casa de vecinos y maltratada por la existencia
de infravivienda durante muchos años, pero no sabemos lo que
se oculta bajo las capas y más capas de cemento y cal, ni tras los muros de compartimentación ni bajo las varias tandas de suelos que
deben haber elevado su nivel y enterrado cerámica usada y rota de distintas
épocas, como es lo habitual en construcciones tan antiguas.
Pues bien, ha llegado el
momento de echarse a temblar, pues ya ha aparecido en su balcón principal un cartel donde, se expone el propósito de construir nueve
apartamentos en ella. No se habla en este cartel de rehabilitación
de la vivienda ni de nada parecido que pudiera dar confianza en la conservación
de lo que perviva en ella, solo se menciona la “construcción”, pura
y duramente.
Y todo ocurre en el
momento en que el Ayuntamiento ha prescindido de los dos arqueólogos de
Urbanismo y en que también se ha mandado al paro a un historiador del Arte muy
bien preparado, aunque frente a ciertos poderes, poco podrían hacer ellos.
Mi ideal y el de los que
hacemos el blog, así como el de muchos jerezanos, es volver a ver restauradas y
en uso estas preciosas casas, hoy en lamentable decadencia. Nos horroriza la
idea de que se caigan sin remedio, como tantos casos ya denunciados. Pero, como siempre decimos, no a cualquier precio.
Su presencia consta en
el PGOU, con el grado de "conservación arquitectónica", es
decir:
"Deberá
mantenerse en todo lo posible la tipología estructural del edificio original en
las crujías, volúmenes, tipo de cubiertas y patios del mismo. Si se
presentan zonas ruinosas o de muy baja calidad constructiva podría procederse a
la demolición de estas partes concretas (determinadas explícitamente en el
informe previo preceptivo), levantándose de nueva planta estas zonas
aunque adaptándose a la parte conservada con criterios tipológicos. En estos
casos deberá cumplirse la ocupación del conjunto de la parcela como si
fuera de nueva planta. En la parte conservada podrían sustituirse los forjados
de madera por otros con sistemas estructurales contemporáneos si se
encuentran en mal estado y carecen de valor".
Como propósito, nos
parece bien, pero….
Pero también tendría su
protección la cercana Casa del Cristo, en este mismo barrio de San
Miguel, y fue arrasada sin contemplaciones, como ya denunciamos en su momento.
Con la mencionada
eliminación de la Unidad de Arqueología de Urbanismo y la salida del
historiador del Arte, no consideramos que haya unas bases creíbles para
instituir una comisión de Patrimonio que controle posible desafueros.
Recordamos como
España salió de una crisis a partir de 1996
a golpe de ladrillazo y como ahora, cuando nada funciona en nuestra
economía, salvo servir mesas y poner copas (dignísimos trabajos por lo demás y
bastante ingratos por duros y mal pagados), se pueden volver a las
andadas. Vemos muchos letreros de promociones por toda la ciudad: En la calle
Santa María, otra más en esta misma Guarnidos, en la calle de las Flores
(Cuesta del Espíritu Santo) y da miedo la irresponsabilidad que ya hubo en el
pasado y que podría repetirse por desgracia.
Se han comprado una casa de
gran valor y antigüedad, a precio de chatarra y lo que nos espera
puede ser otra edición de lo ya vivido: lo que vale es su cercanía al centro,
las vistas y el suelo que ocupan. Lo que son ellas mismas, historia
viva, en el pasado no ha importado porque no daba dinero, o eso creían muchos,
ya cada vez menos.
Hay en esta calle,
buenos ejemplos de trabajos bien hechos, o eso parece,
ejecutados con respeto: la casa del numero 9, por ejemplo, aunque no la
conocemos por dentro y tal vez hubiese sorpresas.
Recordemos especialmente
con cariño y enhorabuenas la “Casa de las Flores” en Salvador 5, la de la
Plaza de San Lucas, la del arquitecto Kokola en Cuesta del Espíritu Santo, la
del pintor José Bastos, la conservación del palacio de Campo Real…
Pero ahí están en cambio
los palacios de Dávila, Orbaneja y Villapanés, la Casa del Cristo,
el volatilizado colegio de la Calle Pedro Alonso, el casi extinto
Riquelme.
Nosotros vigilamos,
advertimos y procuramos enseñar lo que sabemos, para que los propietarios sepan
lo que poseen, e igualmente los compradores, arquitectos y futuros residentes.
Pero, pase lo que pase,
mientras seamos necesarios, seguiremos trabajando sin aceptar
imposiciones ajenas a nuestra profesionalidad y no nos quedaremos callados,
escribiendo siempre con libertad, independencia y ética, sin cobrar de nadie
por hacer este blog ni por llevar nuestras rutas.
¡¡¡¡Jerezanos!!!!
Esperanza de los Ríos.
1 comentario:
No puedo estar más de acuerdo contigo, Esperanza. Yo soy jerezana, afincada en Tarragona. Ayer tuve la oportunidad de pasearme por mí pasado de una tía muy querida por mí, sobre la cual he escrito un libro. Vivía en la C/ Guarnidos número 7. Para mí esa casa, totalmente descrita en el relato, es muy especial y no pude contener las lágrimas al comprobar el estado pésimo en el que se encuentra. Me adhiero a tu protesta y finalidad. Si yo tuviera la oportunidad de ver de nuevo restaurado ese patio, esa escalera de mármol, la majestuosidad de la entrada, aquellos techos altísimos adornados con vigas y lámparas de araña... Sería enormemente feliz y consciente de ser de nuevo enormemente rica en patrimonio.
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