Resistiendo heroicamente en un territorio hostil, así se encuentra la casa que hoy publicamos en el blog. El conocido como Callejón de Asta fue una de las entradas a Jerez durante siglos. Como nos cuenta en 1792 Antonio Ponz en su "Viage de España", los diferentes caminos que conducían a la ciudad eran conocidos precisamente por los jerezanos con el nombre de "callejones". Una denominación popular que todavía se mantiene para esta vía. Y es que esta calle, próxima a una de las puertas de la muralla medieval, la de Santiago, conectaba con el camino que unía Jerez con la antigua ciudad romana de Asta Regia. Sí, ese yacimiento arqueológico olvidado de nuestro término municipal.
Como ocurría con otras entradas de Jerez, aquí se situó durante mucho tiempo un humilladero dedicado a la Santa Cruz. Estaba en la esquina con la calle San Francisco Javier y era una estructura abovedada sostenida por cuatro columnas. El historiador Agustín Muñoz y Gómez llegó a conocerlo en ruina y nos cuenta que fue derribado en 1894, con la excusa de que costaría más restaurarlo que hacer uno nuevo...
Tras este triste hecho, esta vieja calle, situada en uno de los márgenes de la humilde collación de Santiago, ha ido perdiendo la arquitectura popular y bodeguera que la caracterizó y que, aún así, se conservó durante buena parte del siglo XX.
Hace meses publicamos el caso del interesante casco bodeguero de la referida calle San Francisco Javier, que lleva ya tiempo sentenciado de muerte; una muerte que sólo la tan temida Crisis ha logrado prorrogar. Otro de los escasos ejemplares de arquitectura antigua que se conserva en aquel histórico rincón es esta casa. Dentro de su modestia, tiene el gran valor de ser un testimonio de una época que ha sido prácticamente eliminada de esta calle, arrasada tras la edificación de diversos bloques de viviendas y hasta alguna ridícula y cateta casa, como la anexa a la que estamos comentando.
El deterioro del revestimiento de su fachada permite ver un vetusto aparejo. Dentro de su simplicidad destaca su portada pétrea, de las llamadas de cantería llana, por carecer de cualquier tipo de decoración en relieve. Esta tipología de portada responde a un modelo frecuente en la Edad Moderna, por lo que podemos decir que estamos ante una obra, como mínimo, del siglo XVIII.
Por su sencillez y por su maltratado entorno pasa casi desapercibida. Tampoco esta especialmente protegida, por lo que corre un serio riesgo de convertirse en un futuro en un apetecible solar donde edificar. En el PGOU ha recibido la clasificación de "protección cautelar", que es la mínima que establece este documento. Ello significa que aún no ha sido valorada de manera definitiva por los servicios técnicos del ayuntamiento, por lo que es probable aún su derribo, si se considera "su nulo valor patrimonial".
La casa en el PGOU. El color amarillo establece su "protección cautelar". |
Una vez más pedimos clemencia para un edificio de nuestro casco histórico. Un edificio modesto en apariencia y ahogado por construcciones modernas pero que debe perdurar como muestra de un tiempo pasado pero como testimonio también de la barbarie contemporánea perpetrada en su entorno.
José Manuel Moreno.
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