Como el centro histórico de Jerez está declarado Bien de Interés Cultural, haciéndose especial mención de varios edificios y jardines, hoy ofrecemos algunos vergeles que han surgido espontáneamente en zonas de gran interés y tipismo de nuestro venerable Casco Medieval y que no sabemos si dichos expedienes de declaración BIC han contemplado. Por si no es el caso, aquí van algunas sugerencias pues éstos pueden completar a los varios ladrillazos que aguardan a ser levantados en lo que fueron bodegas, algunas de ellas de los siglos XVI y XVII.
En primer lugar, adosado al Sagrario de San Mateo, tenemos esa variedad tan jerezana del jardín parietal que convierte las paredes de nuestros templos en jardines sagrados, creando una bella modalidad que podemos denominar como "glesia-jardín", algo que ni en las ciudades más húmedas de Flandes o Inglaterra, me ha sido dado contemplar, si bien es cierto que este grado de abandono patrimonial es algo completamente autóctono.
El paseo por la trasera de San Mateo nos permite contemplar algo que más os vale ir a ver pronto antes de que los Señores de la Piqueta aparezcan por allí. Me refiero a un conjunto urbanístico característico de esta ciudad: el Rincón Malillo y la calle Consolación, cuya configuración almohade y edificación del XVII muestra ejemplos bodegueros aún intactos y casas tradicionales que hay que controlar antes de que el Ayuntamiento decida tirarlas. Esta zona mereció una sinfonía musical del Maestro Germán Alvarez Beigbeder llamada "Rincón Malillo" que, como todo lo suyo, Jerez ha olvidado neciamente.
El paseo por la trasera de San Mateo nos permite contemplar algo que más os vale ir a ver pronto antes de que los Señores de la Piqueta aparezcan por allí. Me refiero a un conjunto urbanístico característico de esta ciudad: el Rincón Malillo y la calle Consolación, cuya configuración almohade y edificación del XVII muestra ejemplos bodegueros aún intactos y casas tradicionales que hay que controlar antes de que el Ayuntamiento decida tirarlas. Esta zona mereció una sinfonía musical del Maestro Germán Alvarez Beigbeder llamada "Rincón Malillo" que, como todo lo suyo, Jerez ha olvidado neciamente.
Saliendo a lo que queda de Riquelme, observamos otra tupida vegetación, tan esplendida como ralos son los jardines "oficiales" de la ciudad: éstos han brotado en los derribos de lo que fueron bodegas del XVII en la calle Cordobeses que podrá cambiar su nombre a "Calle Bombardeada" y que asoman ante la mirada estupefacta del grupo de historiadores que participamos en el reportaje del Diario de Jerez.
Lo único que queda de estas bodegas son unas paredes asediadas de coches que vemos en la placita lateral al ¿Palacio? (o lo que era Palacio) de Riquelme. Aún en pie, un caserón del XVII que estaría esplendido si estuviera bien acondicionado. Pero en Jerez se entiende "restaurar" por "tirarlo y hacerlo todo nuevo porque sale mas barato y esto estaba fatal", como el Zoco de Artesanos.
Esta filosofía, añadida a la del "ladrillazo y a poner la mano", son fundamentales para tener el centro que tenemos, asombro de propios y extraños y base del Turismo Cultural que abarrota nuestras calles más hermosas, antiguas y típicas.
Esperanza de los Ríos
1 comentario:
Estos vergeles son la causa de la mayoría de los males que sufren nuestras iglesias.
No hace falta ser doctor arquitecto para darse cuenta de que filtran la humedad y erosionan la piedra (y más la de la porosa piedra con que esta fabricada nuestras iglesias) y de ahí el cancer que mata poco a poco nuestros templos. Para qué hacer costosas restauraciones cómo la de San Dionisio si después no existe un mínimo mantenimiento que impida que crezcan campos de jaramagos en sus tejados, como sucedió esta primavera tras la lluvias, o que la floristeria que tiene a sus espaldas se pueda surtir gratis de plantas colgantes de las que crecen sobre su azotea. Algún tipo de herbicida habrá que inhiba el crecimiento de estas plantas o que al menos las seque antes de que se hagan propietarias de los muros de nuestros templos. La cosa es que no hay interés y después los daños son peores y más costosos.
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