LAS LAMENTACIONES DE JEREMIAS SOBRE LAS RUINAS DE JEREZ, ¿O ERAN LAS DE JERUSALEN?

Hasta este momento, nuestro blog no tenía patrono, pero nuestro amigo Manolo Romero nos ha dado la idea cuando nos alentaba a hacer algo más que lamentarnos por Jerez.

Lejos de lamentarnos, nos movemos bastante, pero la sugerente imagen del llanto sobre una ciudad amada y destruida por sus muchos pecados nos parece lo suficientemente cercana y extrapolable que, inevitablemente, convierten al sensible Profeta Jeremías en nuestro protector en la tarea que nos hemos propuesto: concienciar a nuestros conciudadanos en el valor de nuestro viejos edificios.

Esa columna caída es un símbolo de cuantas columnas, muros, techumbres y patios destrozados, hemos visto a lo largo de mucho tiempo y de lo que puede ocurrir cuando el PGOU de una población histórica como ésta, es tan permisivo, dejando a una importante parte de la ciudad sin protección alguna.

Cuando se hizo dicho ordenamiento, no recuerdo que la Gerencia Municipal de Urbanismo nos consultase a ningún historiador de la ciudad acerca de los edificios a proteger. Si mal no recuerdo, recorrieron la ciudad unos estudiantes de arquitectura venidos de fuera y sobre ellos recayó un trabajo tan comprometido.

Viendo el plano y los edificios sobre los cuales debe haber la máxima protección, me quedo pasmada, pues ni siquiera la Casa del Pantera (fines del XV) tiene mas que una protección "genérica", mientras que Riquelme, 1542, que la tiene "preferente" y es de propiedad municipal, ya veis en que situación está...lo que le espera al resto es facilmente imaginable.

Inquietante resulta ver en tantas manzanas el término "ruina", en zonas donde, posteriormente y, como se puede ver cuando se recorre el casco histórico, se ha cebado el ladrillazo.

Nada de más actualidad que las palabras de nuestro Patrón y Profeta ante lo que vemos:

"Traspasado estoy de dolor y lleno de tristeza por la aflicción de la hija de mi pueblo: el espanto se ha apoderado de mi" (Jeremías 9)

"Yo me pondré a lamentar y llorar y a lamentar a la vista de los montes y gemiré al ver hechas un desierto las amenas campiñas, porque todo ha sido abrasado de manera que no transita nadie ni se oye ya la voz de sus dueños: desde las aves del cielo hasta las bestias todo se ha ido de allí, se ha retirado" (Jeremías 9)

Esperanza de los Ríos.