Damos comienzo a esta nueva sección semanal del blog tras haber recibido la visita del Diablo del Mal Gusto, que nos cogió desprevenidos una tarde de estas cuando estábamos a punto de echar una cabezadita con la tele dando el Sálvame Diario, que al parecer es ensalmo para provocar a los ángeles rebelados de la corte celestial.
No sé si soñaba o no, pero todo parecía muy real. El caso es que me quería fichar para su equipo de pichichis en masacrar la Armonía y la Divina Proporción; pues él, como ser espiritual, nada podía hacer en este mundo sin la carne humana. Yo le dije que ya estaba endiablado, que estaba viendo el abollado rostro de Karmele. "¿Se puede estar más endiablado?". Pero no me dio tiempo a mayores excusas. Al momento ya estábamos en la calle para que aprendiera de sus mejores alumnos jerezanos. De la mano del Diablo recorrí las calles de ese viejo Jerez para ver engendros, vestiglos y otros abortos del Arte.
Comenzamos nuestra visita con un local que pretendía ser un lugar de esparcimiento para gente exclusiva, que un inversor alemán desconocido edificó en plena calle Francos hará un par de años con uno de esos pretenciosos nombres que para el que ande mucho y lea mucho no le hará presagiar nada bueno: EL PALACIO DE ORO. La obligada escatológica rima que sigue se las ahorramos. Pero inevitable es pensar en ella porque le viene como anillo al dedo.
"Zeñore, zeñore, entren, uztede al Palazio de Oro" -nos decía la callejera RR.PP del Palacio, tan vulgar ella como exótico el local. El Diablo me dio un empujón y entramos. Al entrar el exotismo se quedó corto. La mezcla era explosiva, delirante, mariguanesca, impensable para una persona en su sano juicio o que no estuviese endiablada. En un rincón, un salón versallesco en armoniozo maridaje con... ¿restos "mudéjares"? No sabíamos si estábamos en un centro comercial de Dubai, en una floristeria, en un puticlub disfrazado de pastelería o en una tienda de Chinos. Se me nublaba la vista ante esta piriñaca de colores y horrores. Un cosquilleo me recorría las espaldas. Detrás de cualquier arco de esos en que se gastaron a granel litros de purpurina podía hacer acto de presencia Falete, Madame Empompadour o un jeque marbellí con cachimba y con ganas de hacer amigos y de enderezar jorobas. Por si acaso, me protegí la retaguardia.
"Ja, ja, ja, aquí hice una de mis mejores faenas"- me decía el Diablo al ver mi perplejidad. "Sí, me ha dado el Síndrome de Belén Esteban. Sí, ese que le da a la susodicha toreadora cuando se le entorna los ojos en éxtasis cada vez que se mira al espejo tras su enésimo recauchutamiento de cara" - le conteste con sorna.
"Y sin que PGOU alguno pusiese pega; que por el Ayuntamiento también corro a mis anchas y en Urbanismo tengo patente de corso" -agregó pleno de diabólica satisfacción. "Sí, y más que vas a correr pedazo de cabestro- me dije para mí mientras me hacía cómplice de su infernal gracia con una sonrisa hipócrita.
Tras un año de cierre, el Palacio de Oro se vende. Pero su oro no lo quiere ni el moro. Allí fosilizado en una eterna Navidad sigue para pasajera tortura de los que aún no han sucumbido a las garras del Diablo del Mal Gusto.
De allí, Diablo y el sufrido servidor nos dirigimos al lugar que se dirá en la próxima entrada del Engendro de la Semana.
Hasta la próxima, amigos.
http://ocioyturismocadiz.es/principal/palacio-de-oro/
http://www.jerezsiempre.com/index.php/Bar_Restaurante_Palacio_de_Oro
http://sobrecadiz.com/2011/06/17/el-palacio-de-oro-lujo-y-tapas-en-jerez/
Juan Antonio Moreno.
3 comentarios:
¡Ahí le has dado!
Esto es un clarísimo ejemplo de lo que los ciudadanos no debemos hacer ni el Ayuntamiento consentir.
Desgraciadamente temas para esta nueva sección no os van a faltar.
Un saludo
A mi me parece que al Ayunta.miento se le acabó el "agua bendita". Ni está por la labor de ir a por más.
jajajjaja aquello ajajja ... Yo no sé ni que era aquello... Pero era una teteria en un versalles chino? Y el james armstrong en la puerta? jajajjaj Por favor! ¿Cómo podemos quitar esos rotulos ochenteros sin dañar a nadie?!
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