Aunque - incompresiblemente - parece que tanto la ermita "de Guía", o de San Isidro, y la histórica fuente de la Alcubilla o “de los Cuatro Caños” -no nos olvidemos de ella- se encuentran fuera de esta área de delimitación del casco histórico, sí se enclavan, en cambio, en su entorno inmediato. La declaración como BIC implica que toda esta área y su entorno poseen protección contra cualquier actuación urbanística que altere los valores del BIC, este caso el conjunto del casco urbano. Conforme a esta consideración, se puede argumentar que la construcción del coloso “don Osuno” está infringiendo la ley.
Delimitación del conjunto histórico-artístico.
Quizás tuvimos en nuestras manos un recoveco legal para haber vencido en esta batalla. Pero quizás es ya tarde para que el coloso ponga rodilla en tierra. O quizás no.
En esta ocasión, voces tan autorizadas como la del prestigioso historiador del Arte Diego Angulo Iñiguez, la de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Real Academia de la Historia denunciaron activamente la flagrante infracción que se estaba cometiendo. La vergonzosa actuación del ayuntamiento jerezano se aireará de manera tan clara y tajante en los informes de estas instituciones culturales. Los munícipes no pudieron hacer otra cosa sino claudicar ante el peso de la ley y dar marcha atrás en su proyecto de urbanizar gran parte del recinto del Alcazar, y destruir elementos como los baños, antes de atender a su recuperación, como era su obligación legal y sobre todo moral. Pero el proyecto del hotel arrancó el beneplácito de la Comisión de Bellas Artes para continuar su construcción.
El daño, que evidentemente pudo ser muchísimo mayor, ya estaba hecho cuando se demolía a principios de los 80 la abandonada estructura de hormigón del hotel, que logró escapar a la legalidad pero no a la quiebra de la empresa constructora de las obras.
El registro arqueológico de la amplia zona donde se había cimentado, con datos de incalculable valor para el estudio de la historia de nuestra ciudad, fue destruido por la sinrazón de los especuladores de siempre que viven de hacer dinero vendiendo al mejor postor la herencia histórica-artística y paisajística que nos ha legado los siglos pasados para nuestro disfrute, tanto estético como intelectual. No para que “cuatro en pandilla” se llenen los bolsillos de enladrillar todo lo que pillen por delante con el aplauso consistorial. Prebendados por los desaguisados de la Incompetencia, la Vanidad y la Codicia en las arcas municipales.
Este ejemplo nos debe convencer y alentar que con la ley en la mano la guerra de la defensa de nuestro patrimonio la podemos ganar, pero el enemigo no dará fácilmente su brazo a torcer.
Diego Angulo Íñiguez y vista del alcázar con la estructura del bloque que se intentó construir en él.
1 comentario:
Enhorabuena por esta entrada. No habría que dejar de lado la inspección de aspectos legales en esta defensa. Tristemente, el escaso o nulo interés político es evidente, pero la declaración de BIC tampoco puede quedar en papel mojado. Sería interesante analizar y valorar esas vías por si llegado el caso...
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