
Es la plaza de Basurto y en ella encontramos un precioso conjunto de arquitectura de diferentes épocas y porte, como corresponde a una ciudad del Antiguo Régimen que es, precisamente, lo que la hace valiosa, interesante y única.
La más antigua de estas edificaciones es la de la izquierda; por sus sencillas líneas y por la invocación mariana del friso, entendemos que se corresponde en antiguedad con la que enseñamos de la calle Cantos y con la del Pantera, siglo XV, finales. Como la de la calle Cantos, está cortada en parte por una tapia e ignoramos si estará entera, pero al menos, está ahí, existe... de momento... (Ver Mirabal).

La siguiente, es una preciosa portada de la segunda mitad del XVII; estilísticamente está muy cerca de las grandes portadas del Convento de Santo Domingo (cada vez menos cercano a lo que debería ser) y muy relacionada con los maestros mayores de la época (que en poco se parecían a los actuales), por sus características podemos aproximarla a Diego Moreno Meléndez.
En cuanto a la tercera fotografía, un encantador conjunto (peligro, peligro) de casitas, aparentemente populares e intemporales pero que pueden guardar muchas sorpresas en su interior, como hemos dicho en otras ocasiones: podrían esconder restos mudéjares, o de los siglos XVI y XVII... su aspecto inocente las hace víctimas propiciatorias de la piqueta municipal y de los vampiros del ladrillo. Al enseñarlas, las ponemos en el ojo del huracán, pero también mostramos algo muy valioso y cuya protección nos incumbe a todos.
Defendamos la Plaza de Basurto, ES NUESTRA Y NO DE LOS ESPECULADORES.
