
Con motivo de nuestra Cuarta Ruta de la Barbarie por el barrio de San Miguel, visitamos esta preciosa casa palaciega, una de las edificaciones civiles más importantes de Jerez, junto con su "vecina" del número 17, reseñada en la entrada anterior de Enero y que también recorrimos durante esta jornada. Agradecemos, tanto a los propietarios del Corral de San Antón, como a los hermanos Villaescusa, dueños de ésta, su amabilidad al invitarnos a conocer sus viviendas (o futuras viviendas) durante esta Ruta.
En cuanto a esta preciosa construcción, los hermanos Villaescusa nos informaron detalladamente acerca de las muchas dificultades que están teniendo para su mantenimiento.
Ambos estan volcados en que se mantenga en toda su autenticidad, pero para conseguirlo necesitarían una ayuda de la Administración que, si bien es algo que por Ley les corresponde y nadie les ha dicho en teoría "que no", en la práctica todo ha sido la nada por respuesta. Este es un caso similar al de los jóvenes propietarios del Corral de San Antón, en que las promesas no faltan pero las realidades son inexistentes y las Leyes siguen sin cumplirse. Ahora no hay dinero, pero cuando lo había, tampoco se les apoyó.
En cuanto a los aspectos históricos y formales de esta construcción, consideramos que estas preciosas casas señoriales pasaron desapercibidas debido a que el siglo XVII había sido poco estudiado, pues siempre se
citaban como ejemplos de palacios jerezanos los del XVI, Riquelme y Dávila (ambas son ahora ejemplos de incuria e ignorancia) y los del XVIII, como Domecq y Villapanes (otro que tal), entre otros.
Sin embargo, ya es conocida la importancia que el siglo XVII tiene en la configuración de nuestra arquitectura civil y religiosa, así como en el espacio urbano de la ciudad, dado el importante número de viviendas que se construyeron en estos años y de las cuales se conservan una buena cantidad (que no se enteren los del Gremio de la Piqueta), siendo éstas de la Cruz Vieja un maravilloso ejemplo, como lo era la tristemente célebre "del Cristo" hasta hace apenas dos años.
En ella residen muchas personas mayores, que pagan una exigua renta con la cual sus propietarios, los hermanos Villaescusa, hacen lo que pueden para mantenerla en condiciones, pues, según nos explica Ángel, el encalado de las paredes hace de sostenimiento de la cantería de toda la casa, pues al ser caliza, se desmorona con la facilidad que es caractrística de este tipo de piedra.
Las fotografías que mostramos son del arqueólogo y amigo Diego Bejarano, quien, aún antes de la creación del blog, compartía conmigo su indignación por los desastres que estaban haciendo unos y otros en la ciudad. Este día, hace tres años más o menos, visitamos estas casas de la Cruz Vieja y creo que también la del "Cristo"...con la cual ya veis lo que ha pasado.
Volviendo a la que nos ocupa, vemos la buena conservación de todos sus elementos:
La señorial fachada, artículada en dos cuerpos, con el balcón a eje sobre la puerta y ambos en posición asimétrica respecto del conjunto de la fachada. Vemos los motivos decorativos que son de un barroco avanzado y relacionables con el último periodo de actividad de Antón Martín Calafate, contemporánea a su intervención en la Prioral del Puerto, entre 1650 y 1659, año de su muerte, o con los primeros años de Diego Moreno Meléndez, dada su finalización en 1666.
El patio, de arcos de medio punto apeados sobre columnas toscanas de marmol y manteniendo su valiosa solería de losas de Tarifa, tradicionalmente citada en los contratos del XVII.
La ornamentación con "orejetas" de los balcones es la habitual en estas construcciones, así como la decoración de la portada de la calle y la interior que daba paso a la sala principal, todas inspiradas en los repertorios traidos de Flandes y que sirvieron a todos los maestros mayores del Arzobispado Hispalense.
La maravillosa escalera con su barandilla de madera es idéntica a la del número 17 y a la desaparecida del "Cristo", incluso creo que las tres son de la misma época y taller.
La galería superior conserva su alfarjía en buen estado, no sé si será la del XVII, pero, en todo caso, es antigua y valiosa.
Vemos también las galerías de madera de la parte trasera de la casa, un recuerdo mudéjar, como lo es también esa galería apeada sobre modillones y tornapuntas, tan hispana y tan popular, aunque también usada en edficios nobles, como éste, lo cual nos indica la coexistencia de ambas tendencias en la arquitectura jerezana de la época.
En este tipo de viviendas siempre existe la posibilidad de que lleguen a destrozarla los malos profesionales habituales en muchas de estas "restauraciones", de los cuales ya hay sobrados ejemplos. O que al Ayuntamiento ese dia le coja el paso cambiado y decida que modernizándola estará más "bonita", o que un arquitecto "guay" decida realizar un "dialogo entre el pasado o el presente"...o que.......hay tantos "o que" que la pueden arruinar., ahí está la Casa del Cristo.
Pero en este caso, lo que es cierto es que confiamos en personas como Ángel Villaescusa y su hermano, que conocen y respetan el valor de esta vivienda y que desean recuperarla en su belleza e integridad. Con apoyo a personas como estos jóvenes propietarios del Barrio de San Miguel, tanto éstos, como los del Corral de San Antón, la realidad de nuestro casco histórico sería muy diferente.
Porque en lo que no creemos es en que se cumplan las Leyes de Patrimonio ni en PGOU que no sirven para nada en cuanto a apoyo a estas personas se refiere.
No creemos EN NADA QUE VENGA DE LOS POLÍTICOS. Tal vez en la Divina Providencia, pero tiene tanto trabajo con la crisis que no sé si nos hará caso.
Gracias otra vez, y muchas mas, a estos propietarios tan luchadores, a los del Corral y a los de la Cruz Vieja, tenéis nuestro apoyo, nuestra amistad y la de muchos amantes de nuestra Historia y nuestro Patrimonio. En luchadores como vosotros sí creemos.
¡¡¡¡¡Jerezanos!!!!!